EL ECO DEL SILENCIO

jueves, 1 de diciembre de 2016

MÜNTZENBERG, EL FACTOTUM

Por entre las grietas de este barranco de asco, polvo y huesos que es la historia pululan personajes, no ya secundarios, algunos totalmente fuera de encuadre a pesar de copar buena parte del peso del guión.
Willi Müntzenberg es uno de los personajes esenciales de nuestra guerra y podría pasar por ser el más ignorado en su relación con ella, a pesar de su importante influjo.

Alemán, hijo de proletarios y con una consistente educación fundó en 1919 el Partido comunista alemán, el mismo año que se creó la Komintern (IC) con la finalidad de exportar la Revolución rusa mediante la creación, formación y sustento de los partidos satélite en cada país.
Fue Trotsky quien se fijó en las habilidades de Willi y vio las posibilidades para el objetivo de la IC en su idea de seducir a los simpatizantes no-comunistas y especialmente los líderes culturales, creó así un innovador tipo de organización política: el frente disfrazado y encontró a un nuevo y numeroso aliado para la causa revolucionaria : el pequeño burgués liberal necesitado de estabilidad social en una época tremendamente convulsa, sobre todo en Europa.

Müntzenberg comprendió que debían evitar parecer puramente comunistas para no poner en riesgo la preciada captación de aquellos intelectuales que se jactaban de su independencia ideológica ya que, justo eso, les otorgaba la potestad necesaria para influir en la opinión pública o, directamente, crearla.

El éxito fué inmediato, las tendencias filo- (y cripto) comunistas se propagaron por todo el globo; dos botones de muestra: sólo en Japón controlaba cerca de 20 publicaciones y en Alemania, sus tiradas eran colosales; el Arbeiter Illustrierte Zeitung llegó en el '29 al millón de ejemplares, siendo la alternativa de izquierdas a Life.
El trust de Müntzenberg se ocupó también de financiar el cine y teatro ruso, introduciendo en occidente a Einsestein o Podorkin.

De repente el imperio de Willi se convirtió en la mayor agencia agit-prop del mundo, creo la Ayuda Internacional Obrera, de proporciones gigantescas, gestionando un número inmenso de partidos comunistas en todo el globo, miles de escritores, médicos, abogados, pintores o periodistas se entregaron a la misión de hacer de altavoces 'revolucionarios', tamizando y dulcificando las consignas de Stalin.

En la turbulenta España de los años veinte hubo una tímida pero paulatina penetración de su influencia entre los intelectuales españoles, se crearon sucursales como La Asociación de Amigos de Rusia que trabajó con profusión en granjearse simpatías de esos creadores de opinión como Valle-Inclán, Marañón o Unamuno, inútilmente pero con muchas ínfulas.

La década siguiente fué la más fructífera para el trust Müntzenberg; la guerra de España fue su tabla de salvación. Tras el 36° congreso del PCC, en el que se procesó y ejecutó a varios héroes del lenninismo, entre ellos muchos de los retornados colaboradores de Willi aquí, no se sabe exactamente cómo pero se zafó del gulag y, en una jugada magistral, consiguió convencer a Stalin de que para implantar su política aquí era imprescindible su conglomerado propagandístico. Aunque ya se había optado por apoyar la República, se decidió que esta ayuda no sería nada ostentosa; se necesitaban dinero, armas y hombres pero Stalin no concedió crédito, las armas se pagarían por adelantado, en cuanto a los hombres, no habría tropas sino técnicos, especialistas y comisarios políticos.

Müntzenberg tuvo la visión necesaria para realizar la gigantesca operación de conseguir que un Partido Comunista con graves escisiones y casi inexistente años antes (*) se convirtiese tras el conflicto y ante la Historia, en el gran (y según quién "único") luchador por la libertad.


Cuentan Koestler Kolstov en sus memorias de esos días cómo les exigían mayor crudeza en sus crónicas, que describiesen las matanzas fascistas exagerando su crueldad y violencia para concienciar y amedrentar a los lectores de las potencias, que ocultasen y negasen la existencia de una Revolución Social en buena parte del territorio leal por el puro interés de Moscú...

Creó, en fin, una inmensa farsa-cortina (ese Gran Engaño bollotiano) sobre la guerra, sus causas, sus gentes... la gran captación de "inocentes" para la causa del estalinismo hunde sus raices en la obra de este factotum del comunismo.



* Si sería así que Primo de Rivera ni se molestó en ilegalizarlo.

📚
No aporto la bibliografía de costumbre por una razon; la lista sería interminable, este post ha sido reescrito sobre un manuscrito de hace casi 5 años fruto de trabajo sobre multitud de textos de todo pelaje.


No obstante véase:

-Mañá, García, Monferrer y Esteve, "La voz de los náufragos. La narrativa republicana (1936-39)" Eds. la Torre 1999
-Koch, S. "El fin de la inocencia. Willi Müntzenberg y la seducción de intelectuales" Tusquets 1997 

...y las citadas memorias de Arthur Koestler y  Mijail Kolstov


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