EL ECO DEL SILENCIO

miércoles, 7 de junio de 2017

Los incontrolados de la FAI, entre la fábula y la calumnia (1)

A pocas organizaciones se les ha inflingido una deformación histórica del modo en que se hizo y aún se hace hoy con la FAI. Mi propósito es el de tratar de remarcar algunos mitos y confrontarlos con la influencia real de la Federación Anarquista Ibérica, sobre el papel que jugó en el destino de la guerra, del anarcosindicalismo español y por ende de la Revolución. A su vez conviene alejar ya de su memoria el monstruo omnipresente y todopoderoso que la historia oficial ha creado -tal vez para poder lavar la cara al resto de fuerzas y partidos político de aquel Frente Popular- y analizar fríamente el contenido de las siglas.

La FAI es posiblemente la agrupación más denostada y acusada impunemente durante los convulsos años treinta en España; los 'incontrolados' -escribe Chris Ealham- fueron caricaturizados y demonizados en la prensa republicana y franquista, del mismo modo que las incendiarias (pétroleuses) de la Comuna parisina habían sido vilipendiadas sesenta años antes (1) al tiempo también es la que ha sufrido una mayor mitificación histórica, en gran parte propagada en las memorias de sus simpatizantes. 

Está claro que no fue una organización coherente, en su creación se entremezclaron aquellos que veían en el sindicato una misión transitoria limitada a agitar y provocar la Revolución social como quienes los aceptaban en su función de líderes de una futura comuna autóctona revolucionaria (2), este carácter secreto al aire de la ilegalidad le confirió unas características muy apropiadas para convertirse en diana de las iras republicanas y burguesas y, a la vez, sospechosos idóneos en cuanto brote de violencia se producía. 

Acusada de agrupar a masas iletradas se calculan en 103 publicaciones las que surgieron en su seno, también lo fue de 'asaltar el poder' dentro de la CNT por indocumentados que ignoraban -y aún obvian- la imposibilidad implícita de dicha tarea en un sindicato anarquista en que nadie ostentaba ningún poder. Como dijo Gómez Casas se estaba creando "la CNT que soñaban los reaccionarios'' (3)

Al margen de la responsabilidad histórica de los investigadores de cualquier signo, a poco que uno compare estudios se puede observar cómo la propia militancia se encargó en gran parte de esa tarea de deformación; unos para censurarla y lavar su mala conciencia y otros para cobijarse bajo el fantástico paragüas de su fabulado recuerdo; hay que tener en cuenta que en 1936 hablar de la FAI era hacerlo de la Revolución Social inmediata, aunque en ese mismo año ya comience su declive hacia la jerarquización perdiendo todo su sentido: en su riguroso estudio histórico, Stuart Christie habla de la posibilidad de que los notables de la CNT decidiesen colaborar en la campaña de intoxicación informativa para desviar los focos de sus sedes y ateneos y ganar un aspecto de legalidad frente al maximalismo de la FAI (4) así al frente de cualquier declaración altisonante como "Asturias es la Ucrania española" (5) se coloca a un vocero faísta que absorba el impacto, cuando se quiso evitar la apropiación de las siglas por cualquiera ya era demasiado tarde y las prioridades eran otras para un anarcosindicalismo más implicado en una victoria militar que en la Revolución proletaria.

Uno de los errores que descalifican la mayor parte de los estudios ha sido el del propio método de la mano de la Historia política desdeñando el ángulo imprescindible: el social, la visión thompsoniana, indispensable para tratar de resolver un puzzle que se aleja cuanto más lo analizas de la idea general preconcebida del grupo de afinidad primigenio que conformó su fundación (6) 

Se pueden diferenciar tres etapas en el desarrollo de la FAI desde su creación durante la dictadura primoriverista y el estallido de la guerra, pasando de un prometedor ensayo de grupos de afinidad velando armas ideológicas, a convertirse en bisagra de la Revolución para acabar siendo un órgano burocratizado cuando pasó a manos de los nuevos intelectuales orgánicos como Abad de Santillán yFidel Miró. 

Hay otro interesante ángulo desde el que observar este proceso de falseamiento; el trato y uso dado desde los medios -de derechas pero también de izquierdas- a las siglas para cargar contra ella por todo conato de violencia insurreccional e incluso individual. En plena contienda Luis Araquistain emprendió una campaña en prensa que bajo el epígrafe "¡Fuego a la FAI!" y so pretexto del necesario desarme del pueblo daba pábulo a toda la rumorología urbana para consolidar la idea de una Federación criminal. Había que lograr que inspirase terror; el truco de "la mano negra" creado el siglo anterior por las clases pudientes para atribuir al lumpen todos los desmanes y atrocidades se repetía otra vez con estos nuevos "incontrolados", adjetivo que quedó firmemente anexionado desde entonces a las siglas; la mayor parte de los titulares referentes a disturbios o razzias ya en los albores de la guerra comenzaron a dar carta de autenticidad al monstruo y el hecho de que los principales 'líderes' obreros como DurrutiAscaso o García Oliver -justamente 'los expropiadores', las pistolas obreras- soliesen hablar en nombre de la FAI sin ser miembros no hizo sino contribuir a engrandecer el mito; por otro lado se comienza a nominar como'faísta'en un alarde de adjetivación, esto se pueden observar claramente en los trabajos precursores de JacksonThomas o Payne (7) y por nuestros lares son Elorza, Álvarez JuncoTermesDaCal, Tavera y gran parte del academicismo clásico quienes caen en el 'vicio' continuo de calificar de faístas a militantes (cuya no-pertenencia, hoy, se puede comprobar) con el único ánimo de apostillar un toque de esa "monstruosidad" al personaje o masa anónima en cuestión (8)

Respecto a las cifras de la militancia y por no extenderme: los números al respecto que presentan Woodcock-150.000- o Jackson -50.000 están desmesuradamente distorsionados, Brenan se coloca en torno a los 15.000 -siguiendo los cálculos de Díaz del Moral-, aunque la palma se la llevó Hugh Thomas que la equiparaba al PSOE en militancia (9) cuando la verdad es que la propia CNT tuvo que hacer continuos llamamientos a que sus afiliados se hicieran también de la FAI, las cifras que aportan no-faístas como Bueso o el propio García Oliver -de guadianesca militancia- tampoco tienen mucha base real, en su correcta Historia de la FAI, el exsecretario e historiador de la CNT Juan Gómez Casas da la cifra de 6.000 y en su citado trabajo Stuart Christie habla de 5.500, ambas en 1937 tras el crecimiento posterior al verano del estallido franquista; tales discrepancias dan dos pistas: el aura de secretismo que rodeó siempre al núcleo de la organización y el ánimo de dislocar la historia de los académicos oficiales.

La FAI, aunque creada con el único fin de preservar la ortodoxia en un momento en que se corría serio riesgo de deriva no sólo hacia el revisionismo 'treintista' del sindicato, sino del viraje hacia el marxismo (9), desde julio comenzó a ser más usada como salvoconducto antifascista indudable y símbolo de la disposición a la insurrección que como organización cuyo cometido germinal era fomentar el fuego para aunarse en la gran llamarada de la Revolución total y desaparecer.
La llegada a su dirección de los "desarraigados", aquellos exiliados -o emigrantes económicos retornados, como en el caso de Santillán- y la asunción ideológica de la línea argumental de estos llevada a cabo por Solidaridad Obrera con Jacinto Toryho a la dirección llevaron a la FAI irremisiblemente hacia el colaboracionismo más politicista, Horacio M. Prieto -y posiblemente Marianet y su entorno lo deseaban- planteó convertirla en partido político (11), curiosamente éste fue antes partidario de las ideas del viejo polemista Federico Urales que postulaba una federación "con fecha de caducidad" frente a las tesis de Isaac Puente en el Congreso de 1935 que proponía unas teorías cercanas al bolchevismo en cuanto a qué hacer con el poder.
Al aire de la calumnia el epíteto faísta sirvió a muchos autores para enterrar en la ignominia figuras sospechosas o tan sólo anónimas cuya atribuida e indemostrable pertenencia condenaba al olvido o la verguenza, en el caso de Amor Nuño, cuya semblanza en manos del novelista Martínez Reverte roza el código penal, su supuesta pertenencia a la FAI acompaña la particular campaña del escritor apoyada luego por las afirmaciones -sin pruebas- del laureado Paul Preston en su Holocausto español donde cargó las tintas contra unos "incontrolados faístas" como un trasunto de una abstracción fantasmal, mientras hacía Historia de la mano de Santiago Carrillo, que seguro sabía bastante de "incontrolados" en aquel Madrid en Guerra donde sus JSU tenían una hegemonía indudable (12)

                 (Continuará)

Notas y bibliografía
1- El mito de la muchedumbre enloquecida. en Ealham, Ch. y Richards, M. (Eds.) España fragmentada. Comares 2005 p. 157

2- Paniagua Fuentes, Javier Pensamiento y acción del Movimiento Libertario. Síntesis 2008 pp. 204-210

3- Gómez Casas, J. Historia de la FAI y sus antecedentes de la Alianza de la Democracia Socialista. FAL 2002

4- Christie, Stuart. Nosotros los anarquistas! Un estudio de la FAI (1927-1937) Publicaciones de la Universidad de Valencia 2008

5- Payne. Stanley G. La Revolución española. Ariel 1972 p. 283

6- Entrevista a Progreso Fernández, Para qué fundamos la FAI revista Bicicleta N° 11, 1977 pp. 40-43

7- Olaya Morales, Fco. Historia del movimiento obrero español (S XX) PSSoli 2015 (passim)

9- Antonio Elorza, en "Bakunin y la Revolución social en España"(Cinca 2011) suele añadir faísta en cursiva delante del nombre al acusar -por ejemplo- de criminales a Dionisio Eroles o Aurelio Fernández entre otros. p. 257 (passim)

8- Thomas, Hugh La guerra civil española. Ruedo ibérico 1977 p. 523

10- Bar, Antonio. La CNT en los años rojos Akal 1985 p. 325

11- Payne, S. Ob. cit. p. 310

12- Salgado, Jesús F. Amor Nuño y la CNT. Crónica de vida y de muerte. FAL 2011 (Passim)
       

Los "incontrolados" de la FAI. Entre la fábula y la calumnia (I)

A pocas organizaciones se les ha inflingido una deformación histórica del modo en que se hizo y aún se hace hoy con la FAI. Mi propósito es el de tratar de remarcar algunos mitos y confrontarlos con la influencia real de la Federación Anarquista Ibérica, sobre el papel que jugó en el destino de la guerra, del anarcosindicalismo español y por ende de la Revolución. A su vez conviene alejar ya de su memoria el monstruo omnipresente y todopoderoso que la historia oficial ha creado -tal vez para poder lavar la cara al resto de fuerzas y partidos político de aquel Frente Popular- y analizar fríamente el contenido de las siglas.

La FAI es posiblemente la agrupación más denostada y acusada impunemente durante los convulsos años treinta en España; los 'incontrolados' -escribe Chris Ealham- fueron caricaturizados y demonizados en la prensa republicana y franquista, del mismo modo que las incendiarias (pétroleuses) de la Comuna parisina habían sido vilipendiadas sesenta años antes (1) al tiempo también es la que ha sufrido una mayor mitificación histórica, en gran parte propagada en las memorias de sus simpatizantes. 

Está claro que no fue una organización coherente, en su creación se entremezclaron aquellos que veían en el sindicato una misión transitoria limitada a agitar y provocar la Revolución social como quienes los aceptaban en su función de líderes de una futura comuna autóctona revolucionaria (2), este carácter secreto al aire de la ilegalidad le confirió unas características muy apropiadas para convertirse en diana de las iras republicanas y burguesas y, a la vez, sospechosos idóneos en cuanto brote de violencia se producía. 

Acusada de agrupar a masas iletradas se calculan en 103 publicaciones las que surgieron en su seno, también lo fue de 'asaltar el poder' dentro de la CNT por indocumentados que ignoraban -y aún obvian- la imposibilidad implícita de dicha tarea en un sindicato anarquista en que nadie ostentaba ningún poder. Como dijo Gómez Casas se estaba creando "la CNT que soñaban los reaccionarios'' (3)

Al margen de la responsabilidad histórica de los investigadores de cualquier signo, a poco que uno compare estudios se puede observar cómo la propia militancia se encargó en gran parte de esa tarea de deformación; unos para censurarla y lavar su mala conciencia y otros para cobijarse bajo el fantástico paragüas de su fabulado recuerdo; hay que tener en cuenta que en 1936 hablar de la FAI era hacerlo de la Revolución Social inmediata, aunque en ese mismo año ya comience su declive hacia la jerarquización perdiendo todo su sentido: en su riguroso estudio histórico, Stuart Christie habla de la posibilidad de que los notables de la CNT decidiesen colaborar en la campaña de intoxicación informativa para desviar los focos de sus sedes y ateneos y ganar un aspecto de legalidad frente al maximalismo de la FAI (4) así al frente de cualquier declaración altisonante como "Asturias es la Ucrania española" (5) se coloca a un vocero faísta que absorba el impacto, cuando se quiso evitar la apropiación de las siglas por cualquiera ya era demasiado tarde y las prioridades eran otras para un anarcosindicalismo más implicado en una victoria militar que en la Revolución proletaria.

Uno de los errores que descalifican la mayor parte de los estudios ha sido el del propio método de la mano de la Historia política desdeñando el ángulo imprescindible: el social, la visión thompsoniana, indispensable para tratar de resolver un puzzle que se aleja cuanto más lo analizas de la idea general preconcebida del grupo de afinidad primigenio que conformó su fundación (6) 

Se pueden diferenciar tres etapas en el desarrollo de la FAI desde su creación durante la dictadura primoriverista y el estallido de la guerra, pasando de un prometedor ensayo de grupos de afinidad velando armas ideológicas, a convertirse en bisagra de la Revolución para acabar siendo un órgano burocratizado cuando pasó a manos de los nuevos intelectuales orgánicos como Abad de Santillán yFidel Miró. 

Hay otro interesante ángulo desde el que observar este proceso de falseamiento; el trato y uso dado desde los medios -de derechas pero también de izquierdas- a las siglas para cargar contra ella por todo conato de violencia insurreccional e incluso individual. En plena contienda Luis Araquistain emprendió una campaña en prensa que bajo el epígrafe "¡Fuego a la FAI!" y so pretexto del necesario desarme del pueblo daba pábulo a toda la rumorología urbana para consolidar la idea de una Federación criminal. Había que lograr que inspirase terror; el truco de "la mano negra" creado el siglo anterior por las clases pudientes para atribuir al lumpen todos los desmanes y atrocidades se repetía otra vez con estos nuevos "incontrolados", adjetivo que quedó firmemente anexionado desde entonces a las siglas; la mayor parte de los titulares referentes a disturbios o razzias ya en los albores de la guerra comenzaron a dar carta de autenticidad al monstruo y el hecho de que los principales 'líderes' obreros como DurrutiAscaso o García Oliver -justamente 'los expropiadores', las pistolas obreras- soliesen hablar en nombre de la FAI sin ser miembros no hizo sino contribuir a engrandecer el mito; por otro lado se comienza a nominar como'faísta'en un alarde de adjetivación, esto se pueden observar claramente en los trabajos precursores de JacksonThomas o Payne (7) y por nuestros lares son Elorza, Álvarez JuncoTermesDaCal, Tavera y gran parte del academicismo clásico quienes caen en el 'vicio' continuo de calificar de faístas a militantes (cuya no-pertenencia, hoy, se puede comprobar) con el único ánimo de apostillar un toque de esa "monstruosidad" al personaje o masa anónima en cuestión (8)

Respecto a las cifras de la militancia y por no extenderme: los números al respecto que presentan Woodcock-150.000- o Jackson -50.000 están desmesuradamente distorsionados, Brenan se coloca en torno a los 15.000 -siguiendo los cálculos de Díaz del Moral-, aunque la palma se la llevó Hugh Thomas que la equiparaba al PSOE en militancia (9) cuando la verdad es que la propia CNT tuvo que hacer continuos llamamientos a que sus afiliados se hicieran también de la FAI, las cifras que aportan no-faístas como Bueso o el propio García Oliver -de guadianesca militancia- tampoco tienen mucha base real, en su correcta Historia de la FAI, el exsecretario e historiador de la CNT Juan Gómez Casas da la cifra de 6.000 y en su citado trabajo Stuart Christie habla de 5.500, ambas en 1937 tras el crecimiento posterior al verano del estallido franquista; tales discrepancias dan dos pistas: el aura de secretismo que rodeó siempre al núcleo de la organización y el ánimo de dislocar la historia de los académicos oficiales.

La FAI, aunque creada con el único fin de preservar la ortodoxia en un momento en que se corría serio riesgo de deriva no sólo hacia el revisionismo 'treintista' del sindicato, sino del viraje hacia el marxismo (9), desde julio comenzó a ser más usada como salvoconducto antifascista indudable y símbolo de la disposición a la insurrección que como organización cuyo cometido germinal era fomentar el fuego para aunarse en la gran llamarada de la Revolución total y desaparecer.
La llegada a su dirección de los "desarraigados", aquellos exiliados -o emigrantes económicos retornados, como en el caso de Santillán- y la asunción ideológica de la línea argumental de estos llevada a cabo por Solidaridad Obrera con Jacinto Toryho a la dirección llevaron a la FAI irremisiblemente hacia el colaboracionismo más politicista, Horacio M. Prieto -y posiblemente Marianet y su entorno lo deseaban- planteó convertirla en partido político (11), curiosamente éste fue antes partidario de las ideas del viejo polemista Federico Urales que postulaba una federación "con fecha de caducidad" frente a las tesis de Isaac Puente en el Congreso de 1935 que proponía unas teorías cercanas al bolchevismo en cuanto a qué hacer con el poder.
Al aire de la calumnia el epíteto faísta sirvió a muchos autores para enterrar en la ignominia figuras sospechosas o tan sólo anónimas cuya atribuida e indemostrable pertenencia condenaba al olvido o la verguenza, en el caso de Amor Nuño, cuya semblanza en manos del novelista Martínez Reverte roza el código penal, su supuesta pertenencia a la FAI acompaña la particular campaña del escritor apoyada luego por las afirmaciones -sin pruebas- del laureado Paul Preston en su Holocausto español donde cargó las tintas contra unos "incontrolados faístas" como un trasunto de una abstracción fantasmal, mientras hacía Historia de la mano de Santiago Carrillo, que seguro sabía bastante de "incontrolados" en aquel Madrid en Guerra donde sus JSU tenían una hegemonía indudable (12)

                 (Continuará)

Notas y bibliografía
1- El mito de la muchedumbre enloquecida. en Ealham, Ch. y Richards, M. (Eds.) España fragmentada. Comares 2005 p. 157

2- Paniagua Fuentes, Javier Pensamiento y acción del Movimiento Libertario. Síntesis 2008 pp. 204-210

3- Gómez Casas, J. Historia de la FAI y sus antecedentes de la Alianza de la Democracia Socialista. FAL 2002

4- Christie, Stuart. Nosotros los anarquistas! Un estudio de la FAI (1927-1937) Publicaciones de la Universidad de Valencia 2008

5- Payne. Stanley G. La Revolución española. Ariel 1972 p. 283

6- Entrevista a Progreso Fernández, Para qué fundamos la FAI revista Bicicleta N° 11, 1977 pp. 40-43

7- Olaya Morales, Fco. Historia del movimiento obrero español (S XX) PSSoli 2015 (passim)

9- Antonio Elorza, en "Bakunin y la Revolución social en España"(Cinca 2011) suele añadir faísta en cursiva delante del nombre al acusar -por ejemplo- de criminales a Dionisio Eroles o Aurelio Fernández entre otros. p. 257 (passim)

8- Thomas, Hugh La guerra civil española. Ruedo ibérico 1977 p. 523

10- Bar, Antonio. La CNT en los años rojos Akal 1985 p. 325

11- Payne, S. Ob. cit. p. 310

12- Salgado, Jesús F. Amor Nuño y la CNT. Crónica de vida y de muerte. FAL 2011 (Passim)
       

martes, 23 de mayo de 2017

Las barricadas deben ser retiradas, por Paul Mattick

El 17 de mayo de 1937 la C.N.T.-F.A.I. de Barcelona emitía la siguiente orden: “¡Las barricadas deben ser retiradas! Las horas de crisis han pasado. Hay que restablecer la calma. Pero están circulando rumores por la ciudad que contradicen los informes de una vuelta a la normalidad como la que ahora estamos ordenando. Las barricadas están contribuyendo a esa confusión. Ya no necesitamos las barricadas ahora que la lucha ha acabado. Las barricadas no tienen objeto ahora, y la continuación de su existencia puede dar la impresión de que deseamos volver al anterior estado de cosas —y eso no es verdad. Camaradas, cooperemos en el total restablecimiento de la vida civil normal. Todo lo que la impide volver a la normalidad debe desaparecer.”

Y entonces comenzó la vida normal es decir, el terror de los fascistas de Moscú. El asesinato y el apresamiento de los obreros revolucionarios. El desarme de las fuerzas revolucionarias, el silenciamiento de sus periódicos, emisoras, la eliminación de todos los puestos que habían alcanzado con anterioridad. La contrarrevolución triunfaba en Cataluña, donde, como aseguraban a menudo los líderes anarquistas y del POUM, se avanzaba hacia el Socialismo. Las fuerzas contrarrevolucionarias del Frente Popular fueron bien acogidas por los líderes anarquistas. Las víctimas aclamaban a sus verdugos. “Cuando hubo un intento de hallar una solución y restablecer el orden en Barcelona”, leímos en un boletín de la C.N.T.: “la C.N.T. y la F.A.I. fueron las primeras en ofrecer su colaboración, fueron las primeras en pedir el alto el fuego e intentar la pacificación de Barcelona. Cuando el Gobierno Central asumió el orden público, la C.N.T. estuvo entre las primeras organizaciones que pusieron a disposición de los representantes del orden público todas las fuerzas bajo su control. Cuando el Gobierno Central decidió enviar fuerzas armadas a Barcelona con el fin de controlar las fuerzas políticas que no obedecían a las autoridades públicas, la CNT fue una vez más la única en ordenar a todos los distritos facilitar el paso de aquellas fuerzas, para que pudieran llegar a Barcelona y restablecer el orden.”

Sí, la C.N.T. ha hecho todo lo posible para ayudar a la contrarrevolución del Gobierno de Valencia en Barcelona. Los obreros detenidos pueden agradecer a sus líderes anarquistas su apresamiento, que conduce a los pelotones de fusilamiento de los fascistas de Moscú. Los obreros muertos son apartados de en medio junto con las barricadas; son silenciados para que sus líderes puedan continuar hablando. ¡Qué excitación por parte de los neo-bolcheviques! “Moscú ha asesinado a trabajadores revolucionarios”, gritaron. “Por primera vez en su historia, la Tercera Internacional está disparando desde el otro lado de las barricadas. Antes, solamente había traicionado la causa, pero ahora está combatiendo abiertamente contra el comunismo.” ¿Y qué esperaban de la Rusia capitalista de estado y de su Legión Extranjera estos airados vocingleros? ¿Ayuda para los trabajadores españoles? El capitalismo en todas sus formas tiene solamente una respuesta para los trabajadores que se oponen a la explotación: la muerte. Un frente unido con los socialistas o con los “comunistas” de partido es un frente unido con el capitalismo, que sólo puede ser un frente unido por el capitalismo. Es inútil regañar a Moscú, no tiene sentido criticar a los socialistas: ambos han de ser combatidos hasta el fin. Pero ahora, los trabajadores revolucionarios deben reconocer también que los líderes anarquistas, que también los “apparatchiks” de la C.N.T. y F.A.I. se oponen a los intereses de los trabajadores, pertenecen al bando enemigo. Unidos al capitalismo tenían que servir al capitalismo; y donde las frases no valían para nada, la traición se convirtió en el orden del día. Mañana pueden ser ellos quienes disparen contra los trabajadores rebeldes como disparan hoy los verdugos “comunistas” del cuartel “Karl Marx”. La contrarrevolución se extiende desde Franco a Santillán.

Una vez más, como tan a menudo antes, los decepcionados trabajadores revolucionarios denuncian la cobardía de sus líderes, y buscan nuevos y mejores líderes para una organización mejorada. Los “Amigos de Durruti” rompen con los líderes corruptos de la C.N.T. y la F.A.I. con el fin de restaurar el anarquismo original, para salvaguardar el ideal, para mantener la tradición revolucionaria. Han aprendido algo, pero no lo suficiente. Los obreros del POUM están profundamente decepcionados de Gorkin, Nin y compañía. Esos leninistas no fueron suficientemente leninistas, y los miembros del partido buscan mejores Lenines. Han aprendido, pero muy poco. La tradición del pasado pesa como una losa en torno a su cuello. Con un cambio de hombres y una revitalización de la organización no hay bastante. Una revolución comunista no la hacen los líderes y las organizaciones; sino los trabajadores, la clase. Una vez más los trabajadores esperan cambios en el Frente Popular que puedan llevar hacia un giro revolucionario. Largo Caballero, descartado por Moscú, puede volver a hombros de los miembros de la U.G.T. que han aprendido y han visto la luz. Moscú, defraudada porque no encuentra la ayuda apropiada de las naciones democráticas, puede volverse otra vez radical. ¡Todo esto no tiene ningún sentido! Las fuerzas del “Frente Popular”, Largo Caballero y Moscú, son incapaces, incluso aunque quisieran, de derrotar el capitalismo en España. Las fuerzas capitalistas no pueden tener una política socialista. El Frente Popular no es un mal menor para los trabajadores, es simplemente otra forma de la dictadura capitalista que se suma al fascismo. La lucha debe ser contra el capitalismo.

La actitud actual de la C.N.T. no es nueva. Hace pocos meses el presidente catalán, Companys, dijo que la C.N.T.: “no tiene la intención de perjudicar el régimen democrático en España, sino mantener la legalidad y el orden”. Como las otras organizaciones antifascistas españolas, la C.N.T., no obstante su fraseología radical, ha limitado su lucha a la guerra contra Franco. El programa de colectivizaciones, en parte realizado por las necesidades de la guerra, no perjudica los principios capitalistas o al capitalismo como tal. En lo que alcanza el objetivo final declarado por la C.N.T., recuerda a alguna forma modificada de capitalismo de Estado en la que la burocracia sindical y sus filosóficos amigos anarquistas tendrían el poder. Pero incluso este objetivo era para un futuro lejano. No se dio ningún paso real en esa dirección, pues un paso real, incluso hacia un sistema de capitalismo de Estado habría significado el final del Frente Popular, habría significado las barricadas en Cataluña y una guerra civil en el seno de la guerra civil. La contradicción entre su “teoría” y su “práctica” la explicaban los anarquistas a la manera de los farsantes: “que la teoría es una cosa y la práctica otra, y que la segunda nunca es tan armónica como la primera”. La C.N.T. se dio cuenta de que no tenía un plan real de reconstrucción de la sociedad, se daba cuenta, además, de que no tenía a las masas españolas tras ella, sino solamente una parte de los trabajadores en una parte del país, se daba cuenta de su debilidad nacional e internacional, y su frases radicales estaban destinadas a ocultar la total debilidad del movimiento en las condiciones creadas por la guerra civil.

Hay muchas excusas posibles para la posición adoptada por los anarquistas, pero no hay ninguna para su programa de falsificación que oscureció el movimiento obrero y favoreció a los fascistas de Moscú. Intentando hacer creer que el socialismo estaba funcionando en Cataluña y que ello era posible sin romper con el Gobierno del Frente Popular, demostraban hasta qué punto el fortalecimiento del Frente Popular era capaz de hacer cumplir sus dictados a los trabajadores anarquistas españoles. El anarquismo en España aceptaba una forma de fascismo, disfrazado como movimiento democrático para ayudar a aplastar al fascismo franquista. No es cierto, como los anarquistas actualmente intentan hacer creer a sus seguidores, que no había otra altemativa y que, por eso, cualquier crítica contra la C.N.T. es injustificada. Los anarquistas, que habrían intentado, después del 19 de julio de 1936 establecer el poder de los trabajadores en Cataluña, también podían haber intentado aplastar las fuerzas del Gobierno en Barcelona en mayo de 1937.

Podrían haber marchado tanto contra los fascistas franquistas, como contra los fascistas de Moscú. Muy probablemente habrían sido derrotados, posiblemente Franco habría vencido y habría destrozado a los anarquistas, así como a sus competidores del “Frente Popular”. La abierta intervención de los capitalistas puede que se hubiera producido. Pero había también otra posibilidad, aunque mucho menos probable. Los obreros franceses podrían haber ido más allá de la simple declaración de huelga; su intervención podría haber llevado a una guerra en la que todas las potencias se hubieran visto involucradas. La lucha habría tomado, de una vez por todas, un claro cariz entre Capitalismo y Comunismo. Cuales quiera que hubieran sido los acontecimientos, una cosa es segura: las caóticas condiciones del mundo capitalista se habrían vuelto aún más caóticas. Y sin catástrofes ningún cambio es posible en la sociedad. Cualquier ataque real contra el sistema capitalista podría haber acelerado una reacción, pero la reacción se producirá de todos modos, aunque con algún retraso. Este retraso costará más vidas obreras que cualquier otro intento prematuro para aplastar el sistema de explotación. Pero un ataque real contra el capitalismo podría haber creado unas condiciones más favorables para la acción internacional por parte de la clase obrera, o podría haber llevado a una situación en que habría agudizado todas las contradicciones capitalistas y, de ese modo, acelerar el desarrollo histórico hacia la quiebra del capitalismo. En el principio está la acción. Pero la C.N.T., se nos ha dicho, sintió demasiada responsabilidad por la vida de los trabajadores. Quiso evitar un baño de sangre innecesario. ¡Qué cinismo! Más de un millón de personas han muerto ya en la guerra civil. Si, de todos modos se ha de morir, mejor sería hacerlo por una causa que valga la pena.

La lucha contra el capitalismo, esa lucha que la C.N.T. quería evitar, es inevitable. La revolución obrera debe ser radical desde el comienzo, o se perderá. Era necesaria la total expropiación de las clases propietarias, la eliminación de todo poder que no fuera el de los trabajadores armados, y la lucha contra los elementos opositores. Al no hacer eso, las jornadas de Mayo de Barcelona y la eliminación de los elementos revolucionarios en España eran inevitables. La C.N.T. no se planteó nunca la cuestión de la revolución desde el punto de vista de la clase trabajadora, sino que su principal preocupación ha sido siempre la organización. Intervenía en favor de los trabajadores y con la ayuda de los trabajadores, pero no estaba interesada en la iniciativa autónoma y en la acción de los trabajadores independientes de intereses organizativos. Lo que contaba no era la revolución, sino la C.N.T. Y desde el punto de vista de los intereses de la C.N.T. los anarquistas tenían que distinguir entre Fascismo y Capitalismo, entre la Guerra y la Paz. Desde ese punto de vista, se vio forzada a participar en políticas nacional-capitalistas y tuvo que pedir a los trabajadores que colaborasen con un enemigo con el fin de aplastar a otro, con el fin de ser más tarde aplastados por el primero. Las palabras radicales de los anarquistas no se pronunciaban para que fueran seguidas; simplemente servían como un instrumento para el control de los trabajadores por el aparato de la C.N.T.; “sin la C.N.T.”, escribían orgullosos, “la España antifascista sería ingobernable”. Querían participar en el gobierno y la dominación de los trabajadores. Sólo pedían su parte del botín, una vez que reconocieron que no podían obtenerlo entero para ellos mismos. Al igual que los bolcheviques, identificaban sus propias necesidades organizativas con las necesidades e intereses de la clase trabajadora. Lo que decidían era lo correcto, no había necesidad de que los trabajadores pensaran y decidieran por sí mismos, ya que eso sólo contribuiría a perturbar la lucha y a crear confusión; los trabajadores simplemente tenían que seguir a sus salvadores. No hubo ningún intento de organizar y consolidar el poder real de la clase obrera. La C.N.T. hablaba en anarcosindicalista y obraba como bolchevique; es decir, como capitalista. Con el fin de dirigir, o de participar en la dirección, tenía que oponerse a cualquier iniciativa autónoma de los trabajadores y así tuvo que apoyar la legalidad, el orden y el Gobierno.

Pero hubo otras organizaciones en liza, y no hay identidad de intereses entre ellas. Cada una lucha por la supremacía contra las otras, por obtener el dominio exclusivo sobre los trabajadores. La cuota de poder que cada una obtenga no acaba con la lucha entre ellas. A veces todas las organizaciones se ven obligadas a colaborar, pero es sólo una manera de posponer el ajuste de cuentas final. Un grupo debe tener el control. Mientras los anarquistas iban de “éxito en éxito”, su posición se iba socavando y debilitando. La afirmación de la C.N.T. en el sentido de que no quería imponerse a las demás organizaciones, ni combatirlas, era en realidad una excusa para no ser atacada por las otras, era el reconocimiento de su debilidad. Al estar comprometida en la política capitalista junto con sus aliados del Frente Popular, dejó a las grandes masas la posibilidad de escoger a sus representantes de entre los elementos burgueses. El que más ofreciera, era el que tenía mayores posibilidades. El fascismo de Moscú se puso de moda incluso en Cataluña. Las masas vieron en el apoyo de Moscú la fuerza necesaria para deshacerse de Franco y de la guerra. Moscú y su gobierno del Frente Popular significaban el apoyo del capitalismo internacional. Moscú se hizo más influyente, pues las grandes masas de España aún estaban a favor de mantener la sociedad de la explotación. Y se afirmaron en esta actitud porque los anarquistas no hicieron nada para aclarar la situación; es decir, mostrar que la ayuda de Moscú no significaba más que luchar por un capitalismo que complacía a algunas potencias imperialistas, aunque contrariaba a otras.

Los anarquistas se convirtieron en propagandistas de la versión del fascismo de Moscú, en servidores de esos intereses capitalistas que se oponen a los planes actuales de Franco en España. La revolución se convirtió en el terreno de juego de los rivales imperialistas. Las masas tenían que morir sin saber por quien o para qué. La situación dejó de ser un asunto de los trabajadores. Y ahora, también ha dejado de ser un asunto de la C.N.T. La guerra puede finalizar en cualquier momento mediante un acuerdo entre las potencias imperialistas. Puede acabar con la victoria o la derrota de Franco. Este puede abandonar a Italia y Alemania y volverse hacia Francia e Inglaterra. O aquellos países pueden perder su interés por apoyar a Franco. La situación en España se puede ver decisivamente modificada por la guerra que se incuba en el Extremo Oriente. Hay otras muchas probabilidades que se suman a la más probable: la victoria del fascismo de Franco. Pero ocurra lo que ocurra, a menos que los trabajadores no levanten nuevas barricadas también contra los Leales, a menos que no ataquen realmente al capitalismo, cualquiera que sea el resultado de la lucha en España, no tendrá una real significación para la clase obrera, que continuará explotada y oprimida. Un cambio en la situación militar en España, podría forzar una vez más al fascismo de Moscú a ponerse el traje revolucionario. Pero desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores españoles, al igual que el de los trabajadores del mundo, no existe diferencia entre el fascismo de Franco y el de Moscú, por muchas que sean las diferencias existentes entre Franco y Moscú. Las barricadas, si se levantasen otra vez, no deberían ser retiradas. La consigna revolucionaria para España es: “Abajo los fascistas, y también los Leales”. Por inútil que pueda resultar el intento de luchar por el comunismo, dada la situación mundial actual, sigue siendo el único camino para los trabajadores. “Más vale seguir un camino verdadero, aunque aparentemente inútil, que desgastar las energías en falsos caminos. Al menos, preservaremos nuestro sentido de la verdad, de la razón a toda costa, aunque sea a costa de su inutilidad”.

***

Publicado en inglés como “The Barricades Must Be Torn Down: Moscow-Fascism in Spain” en International Council Correspondence, vol. 3, nos. 7-8 (aug. 1937), p. 25-29.

Digitalizado por la Revista Balance.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Revolución y guerra civil en España, textos para un apunte bibliográfico.

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  *3-Insurrección. Las sangrientas jornadas del 3 al 7 de mayo. Descontrol 2017
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-Prólogo a: Kaminski "Los de Barcelona" eds. del Cotal 1977
-De mi paso por la vida. Memorias. Eds. Flor del viento 2009
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-Informe de mi estancia en la URSSS. ZYX 1968
-Consideraciones acerca de la III Internacional. ZYX 1968
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-Terrorismo en Barcelona (?¿)
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*-Barricada, una historia de la Barcelona revolucionaria. CFM 2016
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-Memorias de un revolucionario. 27letras 2014
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-Un militante del anarquismo español (1889-1942) FAL 2010
SOLER, ANTONIO
-Apóstoles y asesinos. Galaxia Gutenberg 2016
TAIBO, CARLOS
-Libertari@s. Antología de anarquistas y afines. Libros del lince 2010
-Repensar la anarquía.La Catarata 2013
-Anarquismo y Revolución en Rusia (1917-1921) La Catarata 2017
TAIBO II, PACO IGNACIO
-Que sean fuego las estrellas (Barcelona 1917-1923) Crítica 2016
TAVERA, SUSANA
*-Historia del anarquismo español, una encrucijada interpretativa nueva. Ayer, N° 45, 1993
*-[y UCELAY-DA CAL] Grupos de afinidad, disciplina bélica y periodismo libertario. Historia Contemporánea, N° 9, 1993
TERMES ARDÉVOL, JOSEP
*-Anarquismo y sindicalismo. La I internacional. Ariel 1976
-Historia del anarquismo en España (1880-1980) RBA 2011
TORYHO, JACINTO
-No éramos tan malos G. del Toro 1975
TUÑÓN DE LARA, MANUEL
-Historia de la Guerra civil. (2 vols) Akal 2016
-(et al) La Guerra Civil española 50 años después. Labor 1986
TROTSKY, LEON
-Escritos sobre la Revolución española. Público 2011
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- El hilo rojinegro de la prensa confederal (1932-2012) FAL/Queimada eds. 2012
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VADILLO MUÑOZ, JULIÁN
*-Mauro Bajatierra, anarquista y periodista de acción. La Malatesta 2013
*-Por el pan, la tierra y la libertad. El anarquismo en la revolución rusa. Volapük 2017
*-El  anarquismo en el Madrid de la segunda República. Perfil social, estrategias y tácticas. Revista de Historia autónoma, 10, 2017
VEGA, EULALIA
-Anarquistas y sindicalistas (1931-1936) Soler 1987
VILAR, PIERRE
-Historia de España. Crítica 1998
-La Guerra Civil Española. Crítica 2011
VILLAR, MANUEL (IGNOTUS)
-El anarquismo en la insurrección de Asturias. FAL 1998
ZAFÓN BAYO, IGNACIO
-El Consejo revolucionario de Aragón. Planeta 1977
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Última actualización 5 febrero del 2018
-En cursiva artículos y colaboraciones.
-(*) Textos destacados.

miércoles, 19 de abril de 2017

Despedida y cierre

Rompo la tónica de este blog de crítica bibliográfica para anunciar su fin, lo dejo por un motivo puramente de inutilidad y reiteración de los artículos, el objetivo perseguido de escudriñar entre la maraña historicista para intentar alcanzar algún tipo de 'verdad' está más que garantizado en Ser Histórico.

Humildemente me atrevo a poner hoy una pica en este 'Flandes digital' del mundo bloggero para daros la chapa con nuestro portal de historia social y proletaria administrado y conducido con mano maestra y pulso firme por Fran Fernández y con un creciente número de ávidos lectores y colaboraciones de gran calidad así como elogiosos comentarios de expertos y extraños.

El staff de colaboradores crece semana a semana, Fran Andújar posee una gran capacidad de crear un relato, sus meticulosos y atinados textos hoy se codean con las incorporaciones de Sergio Jiménez y su empeño en una puesta en valor impecable de la vida y obra del Ángel Pestaña, un verdadero ejemplo de empeño historiográfico mercidísimo y necesario. La pulcritud, el rigor de Luis de la Cruz y sus desbordantes conocimientos de la historia del lumpen madileño se ve amplificada por un envidiable dominio narrativo, también está la visión más moderada pero afinada y en ocasiones sorprendente de Francesc Tur o el aire fresco de la historia del proletariado latinoamericano a traves de la aguda y excrutadora mirada de Reynaldo Díaz País.

Desde hace unos días contamos con los textos (¡y el aprecio!) de la historiadora Eulàlia Vega, una de las más destacadas figuras del panorama  clásico y autora de un puñado de libros imprescindibles dentro de nuestro campo. También comenzará a colaborar en breve Pepe Gutiérrez Álvarez, de la fundación Andreu Nin, colaborador de Kaos en la red y otras revistas contraculturales y miembro del consejo asesor de Viento Sur, cuyo enciclopédico saber supera la anécdota de su cercanía a las figuras icónicas del MLE o POUM, un lujo impagable y un as en la manga de la bibliografía libertaria y marxista.

Y 'at last but no least' tenemos la eterna pretensión de contar con alguna colaboración del maestro Chris Ealham, sé que es pedir la luna a aullidos y robar tiempo a una empresa superior digna de mucho más encomio: su propio trabajo. Por aclamación popular reproduciremos algún artículo suyo en revistas especializadas, ya que prácticamente toda su obra goza de esa rara cualidad que convierte sus textos en algo atemporal y a la vez plenamente vigente.
La profesora Dolors Marin se encuentra en una tesitura similar a la de Ealham, pero también contamos con su pronta -¡y deseada!-colaboración.
Al margen de nombres, títulos y bagaje, el proyecto de crear un sitio web de historia obrera y social ya es un éxito de facto; ni en mis sueños más húmedos pude jamás imaginar que un día una idea así pudiese cuajar: contar un grupo de incondicionales seguidores con capacidad crítica en esta sociedad que arrastra la rémora de llevar sodomizada intelectualmente toda la vida es un lujo impagable.

En suma, esto que venía a ser una despedida de un blog de tan efímera existencia quiero que en el fondo sea un homenaje a Fran Fernández; robándole tiempo a los días es el auténtico factotum de esta aventura, multiplicándose y con un apabullante dominio de los medios digitales -al margen de un bagaje intelectual y erudición inapelables-

Pudiera achacarse a 'la suerte' -o al momento social- en la imprevisible marcha del portal, pero como sabemos los románticos irredentos que conformamos esta troupe de la rebeldía; la suerte sólo sonrie a los audaces.

Y Fran lo es.

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sábado, 25 de febrero de 2017

Fabero, diciembre de 1933, un día de furia libertaria

Aislado en una olla de montes literales y metafóricos, el Bierzo (León-Asturias) y sus levantamientos libertarios no han pasado a la historia ni siquiera con minúsculas. Perdida la guerra al mismo día siguiente de empezar, la brutal purga ejecutada por los franquistas silenció el recuerdo de sus 'revoltosos dinamiteros'. Aún hoy se observa el horror grabado en las caras de los viejos del lugar cuando se les pregunta por los hechos o se programa una exhumación de las docenas de cunetas que nutren de sangre inocente este terruño.


Proclamada la II República la menestral masa proletaria berciana no sintió los 'balsámicos efectos' prometidos por los políticos republicanos, la falta de respuesta gubernamental a las necesidades del pueblo llano unida al hartazgo y hambre seculares y las medidas antisindicalistas preparadas por Azaña y Anguera del Sojo, encaminaron a la CNT regional en la vía insurreccional; el ejercicio de la Gimnasia revolucionaria tan en boga en el Noreste peninsular.

De 1931 a 1933 el crecimiento sindical despegó en León de forma espectacular: se constituyeron Sindicatos de Oficios Varios en VeguellinaCistiernaCacabelosMilla del Río, etc... (1), aunque el que se convirtió en hegemónico fue el de la minería dado el inmenso número de mano de obra empleado en las minas de la montaña berciana.
El Sindicato Unico Minero (SUM) superaba los 3.000 militantes en 1932, en zonas como Fabero la afiliación era del 100% de los mineros, allí tenían su sede, un Ateneo -donde se disponía y prestaban libros y prensa libertaria- y una cooperativa obrera. (2)

El 28 de febrero del '32 Federica Montseny dio apoyo con un mitin en el cine Azul y la importante presencia nacional de un leonés como Durruti estimulaba a una población esclavizada y humillada por la caciquil burguesía local (3), a medida que el gobierno republicano perdía peso específico, las fuerzas revolucionarias -piénsese que una alianza de CNT y UGT estaba muy próxima- perdieron el miedo a la autoridad y mostraron a las claras su posición irreductible, seguramente en parte influidos por la prensa anarquista que siempre hablaba de la ebullición catalana y su arrollador y continuo embite antiestatista.

En agosto la huelga en León de todas las secciones de la construcción (y otros sindicatos en solidaridad) aumentaron la represión gubernamental propiciando nuevos pustchs cenetistas como  respuesta. La patronal usó su famoso Lock Out y el uso de esquiroles, el obrerismo leonés tenía fama de sumiso, pero tras el paso de Pestaña por la provincia y su agria discusión con Eleuterio Quintanilla (de gran influencia en la provincia y quien criticó el 'treintismo' y consolidó la desvinculación del "desviacionismo" de esta regional) las posturas se habían radicalizado mucho, las tesis reformistas fueron unánimemente rechazadas: en las elecciones del '33 la posición antiparlamentarista quedó patente con un 36% de abstención (4).

Con el posterior triunfo de las derechas el nuevo gobernador civil, Salvador Echevarría, decretó 'estado de prevención' ante el temor de nuevos intentos de insurrección anarcosindicalista, a pesar de ello se inició la huelga más fuerte que hubo en la provincia: el día 11 pararon los sectores de la construcción, fábricas y tipógrafos (5). Tras varios sabotajes -un par de iglesias incendiadas y varios petardos incruentos- la policía detuvo a los principales dirigentes de la CNT-FAI a quienes se les incautó un pequeño arsenal.
Pero la decisión de la huelga general estaba firmemente tomada, cumpliendo las consignas del comité central el estallido revolucionario se extendió por la provincia con especial incidencia en el Valle de Laciana donde el SUM era amo absoluto de los medios de producción; el día 10 fueron tiroteados y heridos dos guardia civiles en Veguellina y se cortaron las líneas telefónicas, el 12 se repitieron los altercados con varios detenidos más; en Cistierna explotaron varios cartuchos provocando desperfectos en los tendidos eléctricos, en Olleros se izó una bandera revolucionaria en la torre de la iglesia y en Valderas se decretó el comunismo libertario "siguiendo paso a paso las doctrinas de Isaac Puente" (6) con la consiguiente quema de archivos judiciales, catastrales, la iglesia y el cuartelillo de la benemérita.

Pero fue en Fabero donde la épica se hizo historia; una vez quemados los documentos del juzgado y del ayuntamiento, hacia las 7:30 se recorrieron las casas en busca de armas y sobre las 10 comenzaron eufóricamente su pustch bajando por la carretera en varios camiones, tomando Sésamo y luego Vega de Espinareda donde, tras un breve tiroteo con las fuerzas del orden, la dinamita minera se impuso y el cuartel fue reducido a cenizas, al mediodía el pueblo estaba tomado, allí se dejó encargado a un comisario del pueblo con un grupo de hombres, la comitiva revolucionaria partió hacia Arganza, se incendió el ayuntamiento, el archivo y se asaltaron las casas del párroco y de un tendero donde se recogieron más armas.

Llegados a este punto los datos se confunden con la fábula y el mito, lo que es verídico y comprobable es que llegaron a Cacabelos hacia las 6 de la tarde y al amparo de la oscuridad, tras volar las torres eléctricas e incomunicar por teléfono a la autoridad, se vieron sorprendidos por una guardia civil bien pertrechada y preparada para recibirles.


Se cuenta que un minero expulsado del sindicato por un desfalco económico fue el delator ante la guardia civil... pero no hay nada probado ni documentado. Lo cierto es que de Burgos partieron tropas el día antes, en Astorga se les unió una compañía de ametralladoras y del aeródromo de La Virgen del Camino se dispuso la salida de dos aeroplanos de apoyo. Claramente querían aplastar la rebelión mediante el desmoralizamiento con una demostración de fuerza antes de tener otro suceso como Casas Viejas que hubiese enterrado definitivamente a la República.

Cacabelos, un pueblo de poco más de un millar de habitantes, asistió atónito a tres horas de fuertes tiroteos que dejaron a dos guardias heridos y cuatro civiles muertos. A las 9 se trató de asaltar el banco del potentado local Garber pero la llegada del regimiento de Burgos y los refuerzos de guardias civiles frenaron la revuelta. (7)

Al día siguiente se dieron cita en el pueblo 9 autobuses del 36° regimiento y la fusilería, esta tropa ocupó la villa frenando y forzando la dispersión de los mineros; el martes 12 en su retirada éstos quemaron el ayto. de Candín y se refugiaron en las montañas del noreste berciano. Muchos pasaron a Asturias donde participarían un año después en su revuelta.

Mientras tanto el gobierno recuperaba los núcleos revolucionarios y la situación retornaba a la 'normalidad republicana' excepto allí, en los pueblos de los montes donde se habían refugiado los mineros y la nieve impedía la llegada de contingentes.
La represión posterior fue masiva: las cárceles locales quedaron atestadas, tras numerosas detenciones y torturas fueron enviados a León una veintena de acusados ya que en la comarca no quedaba sitio.

El juicio de 'los hechos de Fabero' tuvo lugar en 1934 con 48 procesados cuya defensa acogieron los afamados abogados Eduardo Barriobero y Herranz Carlos Álvarez Cadórniga. 14 acusados consiguieron la libertad y para el resto se solicitaron 23 años y un día por delito de sedición -la reciente amnistía de 1934 les libró de la acusación de posesión ilícita de armas.

Además de las detenciones y juicios el Estado se cebó con muchos otros cenetistas que fueron perseguidos, sus publicaciones requisadas y centros clausurados, la típica respuesta de una 'república del orden burgués', la misma que se repetiría sangrientamente tras la fallida revolución de octubre del año siguiente, respuesta que se quedó en el limbo frente al levantamiento fascista del 19 julio de 1936.

A la memoria de Gabriel Lozano. (1929-2016)

"El día once de diciembre
en el pueblo de Fabero
se proclamó la anarquía
con muchísimo salero.

Estaba la ceneté
llena de hombres conscientes,
todos de muy buena fe
con las 'Star' ya calientes"

Cantar popular de Laciana. (8)

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

1- Álvarez Oblanca, W. La guerra civil en León. Edilesa 1989 y López Costero, F. La sociedad obrera de oficios varios "Nueva Patria", de Cacabelos. Filandón 2013
2- Sen Rodríguez, L. La minería leonesa durante la segunda república. Eds. Leonesas 1988
3- Conversación con Javier Canóniga (Fabero)
4- Ruiz, D. Insurrección defensiva y revolución obrera. Labor 1988
5- Sen Rodríguez, L. Op. Cit.
6- Conversación con Luis Tejerina (Valderas)
7- VvAa El anarquismo leonés. Santiago García editor 1999
8- Conversación con Gabriel Lozano (Matarrosa del Sil)